La gran mayoría de nosotros somos excesivamente críticos consigo
mismas. Casi nunca estamos conformes con los resultados de nuestro trabajo, con
la calidad de nuestras relaciones, con nuestra vida en general, ¿Por qué?,
porque no tenemos un saludable nivel de autoestima…
Somos perfeccionistas. Pero no por tener un honesto compromiso con
lo bien hecho, sino como estrategia para protegernos de la autocrítica ante el
más mínimo error cometido. Además, somos excesivamente susceptibles a la
crítica o a la desaprobación de los demás, en la que vemos reflejado nuestro
propio y doloroso conflicto interno.
Esa parte autocrítica de nuestra personalidad está respaldada por
las emociones que aparecen para justificarla, que la muestran “razonable”:
frente al error propio o ajeno, automáticamente surgen de nosotros el enojo o
el disgusto y entonces de la mano de lo anterior la opinión desfavorable (es
decir, la crítica), parece lógica y natural.
Pero todo cambia ¿Cómo? Si nosotros con estas características tomamos
consciencia de nuestra situación, si nos damos cuenta de que nuestra
autocrítica sólo nos provoca dolor, sin
que nos ayude realmente en ningún aspecto de la vida, tal vez nos digamos “Bueno,
tendría que dejar de ser tan autocrítico” o “Debería comenzar a tratarme con
más consideración”, lo que no es otra cosa que nuevamente el mismo mecanismo
muy, pero muy sutilmente disfrazado: observar el propio “error” y reclamarnos
nuevamente por cometerlo.
Pero entonces, ¿Qué hacer con este rasgo de nuestra personalidad
con el que honestamente no estamos conformes, y que por el contrario sinceramente
queremos abandonar, si al señalárnoslo como inapropiado estamos actuando desde
la autocrítica que nada resuelve? Más precisamente, ¿qué hacer con el crítico
que llevamos dentro si al cuestionarlo o criticarlo en realidad le estamos
dando el control y lo fortalecemos?
Aparentemente la respuesta no tiene una solución lógica, porque
tratándose de nuestra autoestima, las respuestas no pueden ser del todo
lógicas.
Esta parte crítica (o autocrítica) de nuestra personalidad, la
que, disfrazada de saludable perfeccionismo, sólo nos provoca dolor al
calificar de insuficiente todos nuestros esfuerzos y resultados ya que, “lógicamente”,
siempre podríamos haber sido superiores o mayores o mejores, esa parte crítica está herida. Se trata de una parte lastimada,
triste y enojada, precisamente porque se formó de la crítica recibida por el niño que fuimos.
Y es legítimo e
inevitable que un niño así lastimado por adultos, se sienta dolido, triste y
enojado. Y es comprensible que se exprese con el lenguaje y con los códigos
aprendidos de la crítica sin amor. Y un niño así de lastimado, que no recibió
el sano estímulo del amor y la aceptación incondicionales, no merece de nuestra
parte nuevas críticas y maltratos para “corregirlo”, sino que le corresponde (y
lo reclama, a su manera) que simplemente lo aceptemos y que lo amemos. El amor
es lo único que puede devolverle (¡que puede devolvernos!) la paz, el
equilibrio y la alegría.
Y esta conclusión no sólo vale en nuestro interior. Cuando
finalmente entendemos esta situación que tiene lugar dentro de nosotros, cuando
comprendemos que la única respuesta eficaz contra la propia crítica o la
autoagresión es el amor hacia nosotros mismos (especialmente hacia nuestra
parte crítica), inmediatamente apreciamos el alcance universal de esta
conclusión. Comenzamos a comprender cuál es la verdadera condición del “agresor”:
alguien que en realidad se castiga a sí mismo, alguien que necesita con
urgencia darse y recibir su propio amor, alguien que es incapaz de dar amor a
los demás y de recibirlo, porque recrea o proyecta en ellos su propio drama
interno, y, finalmente, alguien como nosotros, que sólo necesita amor….
¿Cómo aumentar la
autoestima?
Apreciar Nuestros Rasgos Positivos
Lo opuesto a la auto-crítica es la auto-estima.
Y así como muchos de nosotros fuimos literalmente entrenados para criticarnos,
del mismo modo es necesario aprender a estimarnos y apreciarnos.
Te propongo un sencillo ejercicio que te permitirá apreciarte cada
vez un poco más. Se trata de que escribas un listado de tus rasgos positivos.
Pueden ser características positivas de tu propia personalidad o de tu cuerpo o
puede que describas tus habilidades o talentos que los percibas y que los hayas
especialmente desarrollado. Por más dificultades que tengas para reconocerte,
características valiosas, todos tenemos muchísimas. Y en cuanto comiences a
pensar en tus rasgos positivos seguramente se irán asociando otros que tal vez
no tenías tan presentes.
Tu trabajo es encontrar 20 cualidades positivas (o las que quieras
o puedas, siempre que sean más de 20) en un cierto tiempo (en unos minutos, a
lo largo del día, etc.) de manera que puedas finalmente leerlos y hacer tu
balance positivo.
No olvides que tienes una opción más, a la que puedes
recurrir, si sientes que no puedes hacerlo, cuando menos al principio, tú
mismo. ¿Qué es?, el TAROTCOAHING, verás cómo mejoras radicalmente tu autoestima.
Si acompañas el TarotCoaching, con un paquete personal
Ayamex, compuesto, por baño herbal, jabón de semillas, agua de colonia
aromacológica y dual delicioso, la recuperación de tu autoestima, tratada por
dos frentes; clínico y físico, tu recuperación será infinitamente más rápida
Nicté
Há
La Flor del Poder del Agua AYAMEX “No somos los únicos, pero si los mejores”
lacasadeoya@hotmail.com www.ayamexmx.wix.com/ayamex twiter.com@Aayamex
Facebook.com/ayamexesoterico
5357 2832 CELL: 55 6806 6713 55 7376 2516



No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Si te gustan nuestros artículos, escribe comentarios. Harás que día con día elevemos la calidad de los mismos.
Nicté Há
La Flor del Poder del Agua