jueves, 27 de octubre de 2016


LA TRADICION MEXICANA DE DIA DE MUERTOS

MÉXICO


La muerte es un personaje omnipresente en el arte mexicano con una riquísima variedad representativa: desde diosa, protagonista de cuentos y leyendas, personaje crítico de la sociedad, hasta invitada sonriente a nuestra mesa.

En México, las culturas indígenas concebían a la muerte como una unidad dialéctica: el binomio vida-muerte, lo que hacía que la muerte conviviera en todas las manifestaciones de su cultura. Que su símbolo o glifo apareciera por doquier, que se le invocara en todo momento y que se representara en una sola figura, es lo que ha hecho que su celebración siga viva en el tiempo.

Nace dentro de los pueblos indígenas que poblaron nuestro lo que hoy es México, desde antes de la llegada de los españoles. La última civilización asentada en lo que hoy se conoce, como el Valle de México, creía que cuando el individuo moría, su espíritu,  continuaba viviendo en un lugar llamado MICTLAN, que decían era el lugar de residencia de las almas que habían dejado la vida terrenal. Nuestros ancestros mexicanos decían, que Dioses buenos, crearon este lugar, que nada tenía de tenebroso y era más bien, un lugar de reposo, tranquilo y agradable. Se decía que ahí reposaban las almas, hasta el día designado anualmente, en que retornaban a sus antiguos hogares para visitar a sus parientes y degustar de sabrosas ofrendas en las que encontraban todo lo que en vida les gustaba.   

LOS ALTARES EN EL DÍA DE LO MUERTOS


En el festejo a los muertos, existe una mescla de la devoción Cristiana, con las costumbres y creencias prehispánicas, que se ven materializadas en el altar y en la ofrenda. El altar y la ofrenda son dos de las costumbres y tradiciones más mexicanas. El altar y la ofrenda son también, un ritual respetuoso a la memoria de los muertos, que tiene como propósito el atraer sus espíritus a casa. Los altares y las ofrendas, son  obsequios a los difuntos, que regresan en esos días a convivir con sus familiares. Este regalo es montado con los alimentos y objetos preferidos por ellos en vida, tratando de que vuelvan a gozar durante su breve visita.

Los Altares a los Muertos en la Época Prehispánica


Los orígenes de la tradición del Día de Muertos en México, son anteriores a la llegada de los españoles, quienes tenían una concepción unitaria del alma, concepción que les impidió entender el que los indígenas atribuyeran a cada individuo varias entidades anímicas y que cada una de ellas tuviera al morir un destino diferente.

Dentro de la visión prehispánica, el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos descarnados o inframundo, también llamado Xiomoayan, término que los españoles tradujeron como infierno. Este viaje duraba cuatro días. Al llegar a su destino, el viajero ofrecía obsequios a los señores del Mictlán: Mictlantecuhtli (seños de los muertos) y su compañera Mictecacíhuatl (señora de los moradores del recinto de los muertos. Estos lo enviaban a una de las nueve regiones, donde el muerto permanecía un periodo de prueba de cuatro años antes de continuar su vida en el Mictlán y llegar así al último piso, que era el lugar de su eterno reposo, denominado “obsidiana de los muertos”.

Gráficamente, la idea de la muerte como un ser descarnado siempre estuvo presente en la cosmovisión prehispánica, de lo que hay registros en las etnias totonaca, nahua, mexica y maya, entre otras. En esta época era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y en renacimiento. El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba en el noveno mes del calendario solar mexicano, iniciando agosto y celebrándose durante todo el mes.

Para los indígenas la muerte no tenía la connotación moral de la religión católica, en la cual la idea de infierno o paraíso significa castigo o premio; los antiguos mexicanos creían que el destino del alma del muerto estaba determinado por el tipo de muerte que había tenido y su comportamiento en vida. Por citar algunos ejemplos, las almas de los que morían en circunstancias relacionadas con el agua se dirigían al Tlalocan, o paraíso de Tláloc; los muertos en combate, los cautivos sacrificados y las mujeres muertas durante al parto llegaban al Omeyocan, paraíso del Sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. El Mictlán estaba destinado a los que morían de muerte natural. Los niños muertos tenían un lugar especial llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche para que se alimentaran.

Los entierros prehispánicos eran acompañados por dos tipos de objetos: los que en vida habían sido utilizados por el muerto, y los que podía necesitar en su tránsito al inframundo.

Los Altares  del Día de Muertos en la Época Colonial



En el siglo XVI, tras la Conquista, se introduce a México el terror a la muerte y al infierno con la divulgación del cristianismo, por lo que en esta época se observa una mezcla de creencias del Viejo y el Nuevo Mundo. Así, la Colonia fue una época de sincretismo donde los esfuerzos de la evangelización cristiana tuvieron que ceder ante la fuerza de muchas creencias indígenas, dando como resultado un catolicismo muy propio de las Américas, caracterizado por una mezcla de las religiones prehispánicas y la religión católica. En esta época se comenzó a celebrar el Día de los Fieles Difuntos, cuando se veneraban restos de santos europeos y asiáticos recibidos en el Puerto de Veracruz y transportados a diferentes destinos, en ceremonias acompañadas por arcos de flores, oraciones, procesiones y bendiciones de los restos en las iglesias y con reliquias de pan de azúcar –antecesores de nuestras calaveras– y el llamado “pan de muerto”.

Los Altares del Día de Muertos en la Época Actual


El sincretismo entre las costumbres españolas e indígenas originó lo que es hoy la fiesta del Día de Muertos. Al ser México un país pluricultural y pluri étnico, tal celebración no tiene un carácter homogéneo, sino que va añadiendo diferentes significados y evocaciones según el pueblo indígena o grupo social que la practique, construyendo así, más que una festividad cristiana, una celebración que es resultado de la mezcla de la cultura prehispánica con la religión católica, por lo que nuestro pueblo ha logrado mantener vivas sus antiguas tradiciones.

La fiesta de Día de Muertos se realiza el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, días señalados por la Iglesia católica para celebrar la memoria de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. Desde luego, la esencia más pura de estas fiestas se observa en las comunidades indígenas y rurales, donde se tiene la creencia de que las ánimas de los difuntos regresan esas noches para disfrutar los platillos y flores que sus parientes les ofrecen.

Las ánimas llegan en forma ordenada. A los que tuvieron la mala fortuna de morir un mes antes de la celebración no se les pone ofrenda, pues se considera que no tuvieron tiempo de pedir permiso para acudir a la celebración, por lo que sirven solamente como ayudantes de otras ánimas. El 28 de octubre se destina a los muertos que fueron asesinados con violencia, de manera trágica; el 30 y 31 de octubre son días dedicados a los niños que murieron sin haber sido bautizados (limbitos) y a los más pequeños, respectivamente; el 1 de noviembre, o Día de Todos los Santos, es la celebración de todos aquellos que llevaron una vida ejemplar, celebrándose igualmente a los niños. El día 2, en cambio, es el llamado Día de los Muertos, la máxima festividad de su tipo en nuestro país, celebración que comienza desde la madrugada con el tañido de las campanas de las iglesias y la práctica de ciertos ritos, como adornar las tumbas y hacer altares sobre las lápidas, los que tienen un gran significado para las familias porque se piensa que ayudan a conducir a las ánimas y a transitar por un buen camino tras la muerte.

Las Ofrendas a Nuestros Muertos y su Significado


Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que conviva ese día con sus deudos.

Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes:

Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos, y estos vean a su vez únicamente el del difunto.

La cruz.



Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza.

Imagen de las ánimas del purgatorio. Esta se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión católica, los que mueren habiendo cometido pecados veniales sin confesarse deben de expiar sus culpas en el purgatorio.

Copal, Mirra incienso.


El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien lo utiliza; el incienso santifica el ambiente.

Arco.

 


El arco se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias y flor de cempasúchil.

Papel picado.


Es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.

Velas, veladoras y cirios.



Todos estos elementos se consideran como una luz que guía en este mundo. Son, por tradición, de color morado y blanco, ya que significan duelo y pureza, respectivamente. Los cirios pueden ser colocados según los puntos cardinales, y las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar.

Agua.


El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos. También se puede colocar junto a ella un jabón, una toalla y un espejo para el aseo de los muertos

Flores.



Son el ornato usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo.

Calaveras.



Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de colores; se les considera una alusión a la muerte y recuerdan que está siempre se encuentra presente.

Comida.



El alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se pone para que el alma visitada lo disfrute.

Pan.



El pan es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser en forma de muertito de Pátzcuaro o de domo redondo, adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís.

Bebidas alcohólicas.


Son bebidas del gusto del difunto denominados “trago” Generalmente son “caballitos” de tequila, pulque o mezcal.

Objetos personales.

Se colocan igualmente artículos pertenecientes en vida a los difuntos, con la finalidad de que el espíritu pueda recordar los momentos de su vida. En caso de los niños, se emplean sus juguetes preferidos.







PREPARATIVOS PARA LA CELEBRACIÓN

24 AL 28 DE OCTUBRE


Prepárate para la celebración, a nuestros amados difuntos,  limpiando perfectamente la, casa donde montaremos el altar dedicado a ellos, la mejor manera de hacerlo es usando para tal tarea el bálsamo aromacológico “AMOR A LOS SANTOS DIFUNTOS” Ayamex de color blanco que irradia luz cromada de alto nivel vibratorio. También contamos el bálsamo aromacológico “AMOR A LOS SANTOS INOCENTES” Ayamex de color amarillo-caramelo que irradia luz cromada de alto nivel vibratorio.  En estos días también compra las flores, entre otras la de cempaxúchitl muy tradicionales, compra también los ingredientes,  para la elaboración de la ofrenda, pensando en los platillos que en vida disfrutaron nuestros familiares y amigos, que se nos anticiparon en el viaje.



29 AL 31 DE OCTUBRE

Elaboración de Altares, Ofrendas, y Rito de los Días de Muertos

El altar de muertos


Como ya comentamos, el altar es la representación icono plástica de la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte, y de cómo en la alegoría conduce en su significado a distintos temas implícitos y los representa en forma armónica dentro de un solo enunciado.

El altar de muertos es un elemento fundamental en la celebración del Día de Muertos. Los deudos tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia ese día, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida.

El altar, como elemento tangible de tal sincretismo, se conforma de la siguiente manera. Se coloca en una habitación, sobre una mesa o repisa cuyos niveles representan los estratos de la existencia. Los más comunes son los altares de dos niveles, que representan el cielo y la tierra; en cambio, los altares de tres niveles añaden a esta visión el concepto del purgatorio. A su vez, en un altar de siete niveles se simbolizan los pasos necesarios para llegar al cielo y así poder descan-sar en paz. Este es considerado como el altar tradicional por excelencia. En su elaboración se deben considerar ciertos elementos básicos. Cada uno de los escalones se forra en tela negra y blanca y tienen un significado distinto.

·         En el primer escalón va colocada la imagen de un santo del cual se sea devoto.

·         El segundo se destina a las ánimas del purgatorio; es útil porque por medio de él el alma del difunto obtiene el permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse ahí.

·         En el tercer escalón se coloca la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio.

·         En el cuarto, el personaje principal es otro elemento central de la festividad del Día de Muertos: el pan, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan.

·         En el quinto se coloca el alimento y las frutas preferidas del difunto. En el sexto escalón se ponen las fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio del altar.

·         Por último, en el séptimo escalón se coloca una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima.





Celebración del Día de Muertos 2016.


Procure que la celebración a nuestros queridos difuntos, se convierta en una convivencia familiar, el día o los días en que prepararemos el altar, el camino de bienvenida y la ofrenda. Tenga en cuenta,  que el altar deberá ser de lo mas colorido que se pueda, porque se trata de dar una fiesta a nuestros amados difuntos. Adórnelo con papel picado, que sea suave y de gran movimiento. Coloque los objetos que a ellos les gustaban en vida. En la ofrenda, no deberá faltar la representación de los cuatro elementos primordiales de la naturaleza.

Tierra:

Representada por las frutas y platillos, que alimentarán con su aroma, a las ánimas que nos visiten. Ponga especial interés en comprar aquellos frutos y elaborar platillos, que nuestros amados difuntos, disfrutaban más en vida.

Viento:

Representado por el humito de la vara de COPAL NATURAL, que desde el cielo a la tierra, les indica el camino a nuestros visitantes.

Agua:

Difuntos Niños

Representada por dos recipientes, preferiblemente de barro, uno de los cuales deberá contener, agua simple para que calmen su sed. El otro recipiente, deberá ser llenado con un bálsamo aromático, Ayamex de color caramelo, preparado para guiar a los niños difuntos. Este aromático bálsamo de color caramelo, emite una estela de luz morada que guía a las pequeñas almas de regreso a casa.

Difuntos  Adultos

Representada por dos recipientes, preferiblemente de barro, uno de los cuales deberá contener, agua simple para que puedan calmar su sed. El otro recipiente, deberá ser llenado con un bálsamo aromático Ayamex de color blanco, que aparte de limpiar, emite una estela de luz cromada, que atrae con más facilidad a los espíritus adultos, en su viaje de regreso a casa.

Fuego:

Difuntos Niños

Representado por una veladora Ayamex que esté preparada entre otros ingredientes con dulces pequeños y polvos coloridos especiales; estos polvos, generan una estela de luz morada, que complementada con el bálsamo aromático Ayamex de color caramelo, atrae a nuestros niños visitantes de regreso a casa.

Difuntos Adultos

Representado, por una veladora Ayamex, que esté preparada con mesclas especiales de flores, raíces y semillas de origen ancestral. Dicha mescla es de origen prehispánico y genera también, esa misma estela de luz cromada, que complementada al bálsamo, atrae a las almas adultas de regreso a casa.

Preparación de los Alimentos para la Ofrenda

Cuando estén preparando los alimentos, para lo ofrenda, prepárenlos con gran alegría, sin pleitos, ni discordias entre ustedes, para que nuestros visitantes espirituales al llegar, se sientan contentos en su casa y sientan que se encuentran verdaderamente en familia.

Preparación del Camino Floral

El camino floral de bienvenida, tradicionalmente se hace desojando muchas flores de cempaxúchitl. Este camino parte de la calle de entrada y termina en el lugar donde se encuentra alojado el altar y la ofrenda.



Que Hacer el 1 DE NOVIEMBRE



Velación Matutina y Nocturna de los Niños

Nuestra tradición nos dice, que en este día, las almas de los niños regresan a sus familias, para disfrutar de su compañía y ser nuevamente alimentados por ellas. Algunas familias piden a los niños de casa familiares, que durante la mañana de este día, estén presentes o se conviertan en líderes de la ceremonia matutina de velación. Dicha ceremonia, consiste en rociar el altar de casa o/y la tumba, y/o el camino de flores que nos lleva al altar,  con bálsamo especial para niños difuntos Ayamex, prender la veladora especial para los niños  Ayamex difuntos y el incienso especial de copal natural Ayamex. Lo anterior con el objeto, de que estos pequeños, se enseñen a honrar a sus hermanitos fallecidos y a continuar con la tradición mexicana, y hacer que esta nunca termine, aunque la familia se encuentre fuera del País. En algunos lugares, los adultos se pasan la noche en el cementerio, reviviendo y recordando anécdotas acontecidas con los chiquitos fallecidos, tan recordados y extrañados por toda la familia. Al encender las veladoras preparadas con dulces,  les estamos preparando con alegría un buen camino de regreso al lado de Dios.



Que Hacer el 2 DE NOVIEMBRE



Velación Matutina y Nocturna de los Adultos

En este día, algunas de las almas de los adultos fallecidos, retornan a sus familias, para pasar un tiempo con ellos, disfrutando la compañía, además de alimentarse con el aroma de las ofrendas que sus parientes y amigos les han preparado. Al hacer la velación matutina rocíe, el altar de la casa y/o la tumba y/o el camino de flores, con el bálsamo especial para adultos difuntos Ayamex, riegue el camino de flores que va de la calle de la casa, hasta el altar, con el mismo bálsamo, prenda el incienso de copal Ayamex para que este humito, dirija con mayor facilidad el camino a nuestra casa de estas amadas almas. Repitan oraciones dirigidas a los difuntos mayores a lo largo del día. Si llevan a cabo, velación nocturna en el cementerio, lave la tumba nuevamente con bálsamo especial de santos difuntos mayores Ayamex, prenda la veladora Ayamex especial para ellos y encienda varitas especiales de copal natural Ayamex, lo anterior puede ser acompañado de música que le gustaba en vida a los difuntos. Si se queda en casa a velar, riegue el altar y el camino de entrada a la casa frecuentemente, con el bálsamo especial durante la noche, prenda otra veladora y encienda varas de copal. Acompañe la noche con rezos y música preferida del o de los difuntos.

AYAMEX “No somos los únicos, pero si los mejores”



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Nicté Há
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