viernes, 28 de octubre de 2016

"2 Formas de Celebraciones Aztecas para los Muertos"

"En este Mundo Matraca, de Morir Nadie se Escapa"

Cuando alguien moría en la altiplanicie de nuestro territorio gobernado por los Aztecas, además de los ritos especiales, se realizaban dos tipos de celebraciones a los difuntos, por supuesto ya no de cuerpo presente.
·         Unas celebraciones en el aniversario del fallecimiento de la persona.
·         Unas de acuerdo a un calendario fijo azteca de 18 meses, para realizarlas en los meses noveno, décimo, décimo cuarto.
Actualmente después de la sincretización de la religión azteca y el cristianismo ocurrido durante la conquista de México, tenemos reminiscencias de aquellos rituales tales como:  
En el poblado de Chilac del estado de Puebla, muy cercano al poblado denominado Tehuacán, existe todavía el que se conoce como “el encaminador de almas” es una persona muy entrenada en el ritual que repetirá oraciones preestablecidas y rociará agua bendita después de cada una de las oraciones, al moribundo o ya difunto. Se cree que así el alma del difunto logrará dejar atrás a diversos animales a los que se enfrenta, gracias a estos rituales llevados a cabo por “el encaminador de almas”
El difunto deberá vestir un traje limpio, blanco, tiene que llevar un pequeño guaje o calabazo, lleno de agua, una jícara (para que pueda servirse agua y calmar su sed en el camino), una bosa conteniendo un pedazo de pan, unas monedas, una poquita de sal y como calzado unos huaraches hechos  de cartón con hilo corriente, los huaraches deberán ser suaves para que en su andar hacia la supervivencia eterna, no llegue descalzo, padeciendo de lastimarse de los pies con las piedras y espinas que encuentre en su camino.
Sincretismo con el Cristianismo

Tiempo después de la conquista de México, los españoles adaptaron muchas de las creencias prehispánicas para el proceso de evangelización pues los grupos indígenas como aztecas, otimíes, y otros no aceptaron del todo la modificación radical de sus ideas, creando así una concepción propia del dogma cristiano de la muerte, la resurrección, la idea del paraíso, en la que el papel de la vida más allá de la muerte preexistió de forma natural por la carga cultural ancestral, llegando así al sincretismo que conocemos ahora.
La tradición prehispánica nos señala que en el ritual indígena Náhuatl existían dos festejos dedicados al culto a los muertos: los muertecitos (Miccailhuitontli) y la fiesta de los muertos mayores. Actualmente el 1 de noviembre se celebra a los niños difuntos “los santos inocentes” y el 2 de noviembre, se honra a los “fieles difuntos” o día de los muertos.
Los Aztecas celebraban a sus muertos “SI”
Varios siglos más adelante hay más certezas que la actual celebración del día de los muertos sería descendiente del llamado Festival de Muertos, un ritual celebrado por los Aztecas en los meses que hoy conocemos como julio y agosto y que era realmente muy popular.
El Festival de los Muertos, era la fiesta con que los aztecas celebraban el final de la cosecha de frijol, garbanzo, maíz y calabaza. Estos alimentos consistían en parte de la ofrenda que se le entregaba a la diosa azteca Mictecacihuatl. Esta diosa es en la mitología azteca la reina de Chinahmictlan y, además, la guardiana del noveno nivel del infierno, al que los aztecas llamaron Mictlan.
Los investigadores creen que la herencia del Festival de Muertos se mezcla con otra costumbre prehispánica: sepultar junto a los muertos objetos, comida y ofrendas. Esta costumbre nace de la creencia de que cuando mueren las personas viajan al reino de Mictlán y luego llegan a Tlalocan, considerado el cielo para los aztecas. Por eso el muerto necesitaba para el viaje, comida y agua, y veladoras para iluminarse. De acuerdo a esto, se colocaban los objetos en su tumba y en el altar de muertos. Cuando llega el momento de la visita anual a los vivos, el día de muertos, se coloca copal y flores de cempasúchil que servirán para marcar el camino a nuestros antepasados.
El Altar a los Muertos de los aztecas
El altar tenía que representar los 4 elementos que son aire, fuego, tierra y agua. Al aire se le representaba con el papel trabajado de plantas con las que se hacían figuras, con huecos para que pudiera correr el aire. El fuego, se representaba con la luz de las teas encendidas que iluminaban el altar a los muertos. La tierra se representaba con una cruz de cenizas, que se elaboraba con el carbón de la leña que se quemaba en las teas o por separado. El agua se representaba con una jarra de agua y muchos vasos conteniendo aguamiel, un aguamanil con agua donde se creía que el difunto se lavaba las manos después de realizar el largo viaje que hacía al regresar a esta tierra.
El altar debía tener necesariamente 3 pisos; cada uno de los pisos representaba el pasado, el presente y el futuro. En el primer piso debía haber necesariamente 2 calaveras simbolizando el pasado y la muerte. En el segundo piso 3 calaveras medianas representando el Mictlán. El tercer piso, tenía 4 teas grandes, acomodados en cada punta del lugar, representando a los 4 puntos cardinales, esto con el objeto de orientar al muerto en su regreso a la tierra. Las flores de cempasúchil, que es de color naranja fuerte, se colocaba en el primero, segundo y tercer piso, también para orientar al muerto.
En pequeños incensarios se quemaba copal para espantar a los malos espíritus. Muchas figuras de barro de animales, sobre todo de perros, que eran con los que se enterraban a los muertos, con el objeto de que los guiaran, ya que se creían que ya no veían.
NICTÉ HÁ
La Flor del Poder del Agua.
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jueves, 27 de octubre de 2016


LA TRADICION MEXICANA DE DIA DE MUERTOS

MÉXICO


La muerte es un personaje omnipresente en el arte mexicano con una riquísima variedad representativa: desde diosa, protagonista de cuentos y leyendas, personaje crítico de la sociedad, hasta invitada sonriente a nuestra mesa.

En México, las culturas indígenas concebían a la muerte como una unidad dialéctica: el binomio vida-muerte, lo que hacía que la muerte conviviera en todas las manifestaciones de su cultura. Que su símbolo o glifo apareciera por doquier, que se le invocara en todo momento y que se representara en una sola figura, es lo que ha hecho que su celebración siga viva en el tiempo.

Nace dentro de los pueblos indígenas que poblaron nuestro lo que hoy es México, desde antes de la llegada de los españoles. La última civilización asentada en lo que hoy se conoce, como el Valle de México, creía que cuando el individuo moría, su espíritu,  continuaba viviendo en un lugar llamado MICTLAN, que decían era el lugar de residencia de las almas que habían dejado la vida terrenal. Nuestros ancestros mexicanos decían, que Dioses buenos, crearon este lugar, que nada tenía de tenebroso y era más bien, un lugar de reposo, tranquilo y agradable. Se decía que ahí reposaban las almas, hasta el día designado anualmente, en que retornaban a sus antiguos hogares para visitar a sus parientes y degustar de sabrosas ofrendas en las que encontraban todo lo que en vida les gustaba.   

LOS ALTARES EN EL DÍA DE LO MUERTOS


En el festejo a los muertos, existe una mescla de la devoción Cristiana, con las costumbres y creencias prehispánicas, que se ven materializadas en el altar y en la ofrenda. El altar y la ofrenda son dos de las costumbres y tradiciones más mexicanas. El altar y la ofrenda son también, un ritual respetuoso a la memoria de los muertos, que tiene como propósito el atraer sus espíritus a casa. Los altares y las ofrendas, son  obsequios a los difuntos, que regresan en esos días a convivir con sus familiares. Este regalo es montado con los alimentos y objetos preferidos por ellos en vida, tratando de que vuelvan a gozar durante su breve visita.

Los Altares a los Muertos en la Época Prehispánica


Los orígenes de la tradición del Día de Muertos en México, son anteriores a la llegada de los españoles, quienes tenían una concepción unitaria del alma, concepción que les impidió entender el que los indígenas atribuyeran a cada individuo varias entidades anímicas y que cada una de ellas tuviera al morir un destino diferente.

Dentro de la visión prehispánica, el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos descarnados o inframundo, también llamado Xiomoayan, término que los españoles tradujeron como infierno. Este viaje duraba cuatro días. Al llegar a su destino, el viajero ofrecía obsequios a los señores del Mictlán: Mictlantecuhtli (seños de los muertos) y su compañera Mictecacíhuatl (señora de los moradores del recinto de los muertos. Estos lo enviaban a una de las nueve regiones, donde el muerto permanecía un periodo de prueba de cuatro años antes de continuar su vida en el Mictlán y llegar así al último piso, que era el lugar de su eterno reposo, denominado “obsidiana de los muertos”.

Gráficamente, la idea de la muerte como un ser descarnado siempre estuvo presente en la cosmovisión prehispánica, de lo que hay registros en las etnias totonaca, nahua, mexica y maya, entre otras. En esta época era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y en renacimiento. El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba en el noveno mes del calendario solar mexicano, iniciando agosto y celebrándose durante todo el mes.

Para los indígenas la muerte no tenía la connotación moral de la religión católica, en la cual la idea de infierno o paraíso significa castigo o premio; los antiguos mexicanos creían que el destino del alma del muerto estaba determinado por el tipo de muerte que había tenido y su comportamiento en vida. Por citar algunos ejemplos, las almas de los que morían en circunstancias relacionadas con el agua se dirigían al Tlalocan, o paraíso de Tláloc; los muertos en combate, los cautivos sacrificados y las mujeres muertas durante al parto llegaban al Omeyocan, paraíso del Sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. El Mictlán estaba destinado a los que morían de muerte natural. Los niños muertos tenían un lugar especial llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche para que se alimentaran.

Los entierros prehispánicos eran acompañados por dos tipos de objetos: los que en vida habían sido utilizados por el muerto, y los que podía necesitar en su tránsito al inframundo.

Los Altares  del Día de Muertos en la Época Colonial



En el siglo XVI, tras la Conquista, se introduce a México el terror a la muerte y al infierno con la divulgación del cristianismo, por lo que en esta época se observa una mezcla de creencias del Viejo y el Nuevo Mundo. Así, la Colonia fue una época de sincretismo donde los esfuerzos de la evangelización cristiana tuvieron que ceder ante la fuerza de muchas creencias indígenas, dando como resultado un catolicismo muy propio de las Américas, caracterizado por una mezcla de las religiones prehispánicas y la religión católica. En esta época se comenzó a celebrar el Día de los Fieles Difuntos, cuando se veneraban restos de santos europeos y asiáticos recibidos en el Puerto de Veracruz y transportados a diferentes destinos, en ceremonias acompañadas por arcos de flores, oraciones, procesiones y bendiciones de los restos en las iglesias y con reliquias de pan de azúcar –antecesores de nuestras calaveras– y el llamado “pan de muerto”.

Los Altares del Día de Muertos en la Época Actual


El sincretismo entre las costumbres españolas e indígenas originó lo que es hoy la fiesta del Día de Muertos. Al ser México un país pluricultural y pluri étnico, tal celebración no tiene un carácter homogéneo, sino que va añadiendo diferentes significados y evocaciones según el pueblo indígena o grupo social que la practique, construyendo así, más que una festividad cristiana, una celebración que es resultado de la mezcla de la cultura prehispánica con la religión católica, por lo que nuestro pueblo ha logrado mantener vivas sus antiguas tradiciones.

La fiesta de Día de Muertos se realiza el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, días señalados por la Iglesia católica para celebrar la memoria de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. Desde luego, la esencia más pura de estas fiestas se observa en las comunidades indígenas y rurales, donde se tiene la creencia de que las ánimas de los difuntos regresan esas noches para disfrutar los platillos y flores que sus parientes les ofrecen.

Las ánimas llegan en forma ordenada. A los que tuvieron la mala fortuna de morir un mes antes de la celebración no se les pone ofrenda, pues se considera que no tuvieron tiempo de pedir permiso para acudir a la celebración, por lo que sirven solamente como ayudantes de otras ánimas. El 28 de octubre se destina a los muertos que fueron asesinados con violencia, de manera trágica; el 30 y 31 de octubre son días dedicados a los niños que murieron sin haber sido bautizados (limbitos) y a los más pequeños, respectivamente; el 1 de noviembre, o Día de Todos los Santos, es la celebración de todos aquellos que llevaron una vida ejemplar, celebrándose igualmente a los niños. El día 2, en cambio, es el llamado Día de los Muertos, la máxima festividad de su tipo en nuestro país, celebración que comienza desde la madrugada con el tañido de las campanas de las iglesias y la práctica de ciertos ritos, como adornar las tumbas y hacer altares sobre las lápidas, los que tienen un gran significado para las familias porque se piensa que ayudan a conducir a las ánimas y a transitar por un buen camino tras la muerte.

Las Ofrendas a Nuestros Muertos y su Significado


Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que conviva ese día con sus deudos.

Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes:

Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos, y estos vean a su vez únicamente el del difunto.

La cruz.



Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza.

Imagen de las ánimas del purgatorio. Esta se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión católica, los que mueren habiendo cometido pecados veniales sin confesarse deben de expiar sus culpas en el purgatorio.

Copal, Mirra incienso.


El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien lo utiliza; el incienso santifica el ambiente.

Arco.

 


El arco se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias y flor de cempasúchil.

Papel picado.


Es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.

Velas, veladoras y cirios.



Todos estos elementos se consideran como una luz que guía en este mundo. Son, por tradición, de color morado y blanco, ya que significan duelo y pureza, respectivamente. Los cirios pueden ser colocados según los puntos cardinales, y las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar.

Agua.


El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos. También se puede colocar junto a ella un jabón, una toalla y un espejo para el aseo de los muertos

Flores.



Son el ornato usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo.

Calaveras.



Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de colores; se les considera una alusión a la muerte y recuerdan que está siempre se encuentra presente.

Comida.



El alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se pone para que el alma visitada lo disfrute.

Pan.



El pan es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser en forma de muertito de Pátzcuaro o de domo redondo, adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís.

Bebidas alcohólicas.


Son bebidas del gusto del difunto denominados “trago” Generalmente son “caballitos” de tequila, pulque o mezcal.

Objetos personales.

Se colocan igualmente artículos pertenecientes en vida a los difuntos, con la finalidad de que el espíritu pueda recordar los momentos de su vida. En caso de los niños, se emplean sus juguetes preferidos.







PREPARATIVOS PARA LA CELEBRACIÓN

24 AL 28 DE OCTUBRE


Prepárate para la celebración, a nuestros amados difuntos,  limpiando perfectamente la, casa donde montaremos el altar dedicado a ellos, la mejor manera de hacerlo es usando para tal tarea el bálsamo aromacológico “AMOR A LOS SANTOS DIFUNTOS” Ayamex de color blanco que irradia luz cromada de alto nivel vibratorio. También contamos el bálsamo aromacológico “AMOR A LOS SANTOS INOCENTES” Ayamex de color amarillo-caramelo que irradia luz cromada de alto nivel vibratorio.  En estos días también compra las flores, entre otras la de cempaxúchitl muy tradicionales, compra también los ingredientes,  para la elaboración de la ofrenda, pensando en los platillos que en vida disfrutaron nuestros familiares y amigos, que se nos anticiparon en el viaje.



29 AL 31 DE OCTUBRE

Elaboración de Altares, Ofrendas, y Rito de los Días de Muertos

El altar de muertos


Como ya comentamos, el altar es la representación icono plástica de la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte, y de cómo en la alegoría conduce en su significado a distintos temas implícitos y los representa en forma armónica dentro de un solo enunciado.

El altar de muertos es un elemento fundamental en la celebración del Día de Muertos. Los deudos tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia ese día, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida.

El altar, como elemento tangible de tal sincretismo, se conforma de la siguiente manera. Se coloca en una habitación, sobre una mesa o repisa cuyos niveles representan los estratos de la existencia. Los más comunes son los altares de dos niveles, que representan el cielo y la tierra; en cambio, los altares de tres niveles añaden a esta visión el concepto del purgatorio. A su vez, en un altar de siete niveles se simbolizan los pasos necesarios para llegar al cielo y así poder descan-sar en paz. Este es considerado como el altar tradicional por excelencia. En su elaboración se deben considerar ciertos elementos básicos. Cada uno de los escalones se forra en tela negra y blanca y tienen un significado distinto.

·         En el primer escalón va colocada la imagen de un santo del cual se sea devoto.

·         El segundo se destina a las ánimas del purgatorio; es útil porque por medio de él el alma del difunto obtiene el permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse ahí.

·         En el tercer escalón se coloca la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio.

·         En el cuarto, el personaje principal es otro elemento central de la festividad del Día de Muertos: el pan, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan.

·         En el quinto se coloca el alimento y las frutas preferidas del difunto. En el sexto escalón se ponen las fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio del altar.

·         Por último, en el séptimo escalón se coloca una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima.





Celebración del Día de Muertos 2016.


Procure que la celebración a nuestros queridos difuntos, se convierta en una convivencia familiar, el día o los días en que prepararemos el altar, el camino de bienvenida y la ofrenda. Tenga en cuenta,  que el altar deberá ser de lo mas colorido que se pueda, porque se trata de dar una fiesta a nuestros amados difuntos. Adórnelo con papel picado, que sea suave y de gran movimiento. Coloque los objetos que a ellos les gustaban en vida. En la ofrenda, no deberá faltar la representación de los cuatro elementos primordiales de la naturaleza.

Tierra:

Representada por las frutas y platillos, que alimentarán con su aroma, a las ánimas que nos visiten. Ponga especial interés en comprar aquellos frutos y elaborar platillos, que nuestros amados difuntos, disfrutaban más en vida.

Viento:

Representado por el humito de la vara de COPAL NATURAL, que desde el cielo a la tierra, les indica el camino a nuestros visitantes.

Agua:

Difuntos Niños

Representada por dos recipientes, preferiblemente de barro, uno de los cuales deberá contener, agua simple para que calmen su sed. El otro recipiente, deberá ser llenado con un bálsamo aromático, Ayamex de color caramelo, preparado para guiar a los niños difuntos. Este aromático bálsamo de color caramelo, emite una estela de luz morada que guía a las pequeñas almas de regreso a casa.

Difuntos  Adultos

Representada por dos recipientes, preferiblemente de barro, uno de los cuales deberá contener, agua simple para que puedan calmar su sed. El otro recipiente, deberá ser llenado con un bálsamo aromático Ayamex de color blanco, que aparte de limpiar, emite una estela de luz cromada, que atrae con más facilidad a los espíritus adultos, en su viaje de regreso a casa.

Fuego:

Difuntos Niños

Representado por una veladora Ayamex que esté preparada entre otros ingredientes con dulces pequeños y polvos coloridos especiales; estos polvos, generan una estela de luz morada, que complementada con el bálsamo aromático Ayamex de color caramelo, atrae a nuestros niños visitantes de regreso a casa.

Difuntos Adultos

Representado, por una veladora Ayamex, que esté preparada con mesclas especiales de flores, raíces y semillas de origen ancestral. Dicha mescla es de origen prehispánico y genera también, esa misma estela de luz cromada, que complementada al bálsamo, atrae a las almas adultas de regreso a casa.

Preparación de los Alimentos para la Ofrenda

Cuando estén preparando los alimentos, para lo ofrenda, prepárenlos con gran alegría, sin pleitos, ni discordias entre ustedes, para que nuestros visitantes espirituales al llegar, se sientan contentos en su casa y sientan que se encuentran verdaderamente en familia.

Preparación del Camino Floral

El camino floral de bienvenida, tradicionalmente se hace desojando muchas flores de cempaxúchitl. Este camino parte de la calle de entrada y termina en el lugar donde se encuentra alojado el altar y la ofrenda.



Que Hacer el 1 DE NOVIEMBRE



Velación Matutina y Nocturna de los Niños

Nuestra tradición nos dice, que en este día, las almas de los niños regresan a sus familias, para disfrutar de su compañía y ser nuevamente alimentados por ellas. Algunas familias piden a los niños de casa familiares, que durante la mañana de este día, estén presentes o se conviertan en líderes de la ceremonia matutina de velación. Dicha ceremonia, consiste en rociar el altar de casa o/y la tumba, y/o el camino de flores que nos lleva al altar,  con bálsamo especial para niños difuntos Ayamex, prender la veladora especial para los niños  Ayamex difuntos y el incienso especial de copal natural Ayamex. Lo anterior con el objeto, de que estos pequeños, se enseñen a honrar a sus hermanitos fallecidos y a continuar con la tradición mexicana, y hacer que esta nunca termine, aunque la familia se encuentre fuera del País. En algunos lugares, los adultos se pasan la noche en el cementerio, reviviendo y recordando anécdotas acontecidas con los chiquitos fallecidos, tan recordados y extrañados por toda la familia. Al encender las veladoras preparadas con dulces,  les estamos preparando con alegría un buen camino de regreso al lado de Dios.



Que Hacer el 2 DE NOVIEMBRE



Velación Matutina y Nocturna de los Adultos

En este día, algunas de las almas de los adultos fallecidos, retornan a sus familias, para pasar un tiempo con ellos, disfrutando la compañía, además de alimentarse con el aroma de las ofrendas que sus parientes y amigos les han preparado. Al hacer la velación matutina rocíe, el altar de la casa y/o la tumba y/o el camino de flores, con el bálsamo especial para adultos difuntos Ayamex, riegue el camino de flores que va de la calle de la casa, hasta el altar, con el mismo bálsamo, prenda el incienso de copal Ayamex para que este humito, dirija con mayor facilidad el camino a nuestra casa de estas amadas almas. Repitan oraciones dirigidas a los difuntos mayores a lo largo del día. Si llevan a cabo, velación nocturna en el cementerio, lave la tumba nuevamente con bálsamo especial de santos difuntos mayores Ayamex, prenda la veladora Ayamex especial para ellos y encienda varitas especiales de copal natural Ayamex, lo anterior puede ser acompañado de música que le gustaba en vida a los difuntos. Si se queda en casa a velar, riegue el altar y el camino de entrada a la casa frecuentemente, con el bálsamo especial durante la noche, prenda otra veladora y encienda varas de copal. Acompañe la noche con rezos y música preferida del o de los difuntos.

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miércoles, 26 de octubre de 2016

RUMORES DE NOCHE DE BRUJAS O HALLOWEEN
Halloween o la víspera de todos los santos son ricos en tradiciones culturales. Para pueblos antiguos y con climas fríos, casi todos, este periodo a finales de octubre y comienzos de noviembre era este el inicio del invierno, así que se concentraba en las preparaciones para la supervivencia. Las últimas cosechas eran recogidas, y debido a que debían meter a sus animales en alojamientos de invierno, achicaban los rebaños, seguido por un gran banquete. Prendían hogueras a fin de proveer energía para el Sol bastante menguado, los espíritus de la naturaleza y las almas de los muertos, e invitaban a los antepasados a sus fiestas familiares.
La celebración del Halloween estaba más profundamente arraigada entre los celtas: a esta fiesta también se le conocía como Samhain (sae wen) y se trataba del año nuevo céltico. Muchos de los pueblos germánicos también tenían celebraciones en este tiempo llamándoles “noches de invierno” a finales del mes de octubre. Combinaban preparaciones de dicha estación con ceremonias que honraban los elfos y espíritus de los ancestros que atendían la suerte de una familia. Más adelante, la iglesia proclamó el 1 de noviembre como el día de todos los santos, y a noviembre 2 como el día de los difuntos, y las celebraciones en todo el mundo cristiano incorporaron muchas de las antiguas prácticas paganas de honrar espíritus de difuntos. Costumbres de diferentes países han incluido vigilias silenciosas, campanas repicando toda la noche, luces para guiar los espíritus y poner una mesa para los muertos. Las celebraciones europeas del día de San Martín (noviembre 11) también han incluido prácticas que asociamos con el Halloween.
El Halloween norteamericano fue influenciado por inmigrantes de las islas británicas. Por ejemplo. El trick-or-trating surgió de la costumbre irlandesa de ir de puerta en puerta recogiendo contribuciones para la gran fiesta. Sin embargo, la naturaleza de este día festivo ha cambiado con el paso del tiempo. Durante el siglo XIX fue más popular entre adultos jóvenes para hacer bromas y practicar la adivinación a fin de conocer los futuros cónyuges. En el siglo XX, el Halloween se convirtió en una fiesta para niños, e indudablemente ha hecho mucho para estimularles su sentido de admiración.
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¿Cómo nació la noche de brujas o el Halloween?
Precisamente el 31 de octubre, los celtas celebraban el fin de año con el Samhain, una fiesta pagana. ¿Qué es una fiesta pagana? Es un rito social, compartido entre un grupo de personas, donde se marca un cierto acontecimiento a modo de celebración. Los dos mejores ejemplos de fiestas paganas son los cumpleaños y las bodas. El hecho de que una fiesta sea un rito implica que los participantes adopten un rol para la ocasión, por lo general desestructurado y desinhibido. La fiesta puede incluir música, baile, disfraces y comida.
Lo que hoy conocemos como “Noche de Brujas” en el mundo o “Halloween” en U.S.A. Es una festividad que data de hace 3, 000 años y era celebrada por los Celtas, un pueblo guerrero, mágico, místico y esotérico que habitaba zonas de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia.
Con la inmigración europea a los Estados Unidos, principalmente la de los irlandeses católicos en 1846, llegó la tradición del Halloween al continente americano.
Cuando hablamos de Halloween o Noche de Brujas, pensamos siempre en disfraces, maquillaje, fiesta, dulces y niños; pero la tradición nos dice que su celebración no siempre fue festiva y alegre, y que los ritos que se practicaban durante la noche tenían un carácter purificador y religioso.
¿Quiénes son los CELTAS’?
Los Celta eran un conjunto de pueblos de la Edad de Hierro que hablaban lenguas celtas, una de las ramas de las lenguas indoeuropeas. En este sentido, el término no es por tanto ni étnico no arqueológico. Procedían originalmente de Asia y formaron el tronco común del pueblo indogermánico que se estableció en el occidente de Europa. Se ha determinado que en el año 1400 a C. ya habitaban en el centro y norte de lo que hoy conocemos como Europa. Seguramente para el año 1000 a.C. se extendieron a las Islas Británicas, ubicadas hoy en el norte de Francia, parte de Suiza y norte de Italia y España.
Para el siglo IV a.C. fueron desplazados del centro y norte de lo que hoy se conoce como Europa, a consecuencia de las múltiples llegadas de los grupos germánicos. Los celtas iniciaban el año, celebrando la fiesta en lo que se conocía como uno de Samonis, equivalente al 1 de noviembre nuestro, siendo la llegada del cristianismo lo que transformó estas celebraciones en lo que hoy conocemos como el día de todos los Santos y el día de todos los Difuntos.
En el uno de Simonis, además celebraban los celtas, el encuentro amoroso, a orillas de un río, invocando a Moririgani y a Teutatis, el primero reconocido como el Dios de la Tribu, padre de los hombres y señor del mundo inferior. Ella, la diosa única céltica, la señora del mundo inferior y de la guerra, “la reina de espectros”. Se decía que esta cita amorosa precedida por las dos deidades, tenía una consecuencia importante, pues la diosa durante el encuentro le proporcionaba a su amado, los secretos para salir victorioso en la próxima batalla mítica.
El 31  de octubre es una fecha asociada con los muertos, con las almas en pena, con las brujas y con los hechizos. Como en otros festivales del año nuevo, en esta fecha se dice que los muertos vuelven a estar por un pequeño tiempo entre los vivos. Los celtas creían que ahuyentaban a los muertos y espíritus de bajo astral, vistiéndose con cabezas y pieles de animales, mientras que los sacerdotes druidas realizaban sacrificios con fuego; de esta manera se creía que sacaban los demonios al pueblo, con las cenizas y restos de los animales sacrificados hacían un rito para conocer el futuro de los siguientes meses.
En el año 43 d.C. los romanos conquistaron la mayoría del territorio celta e incorporaron a esta festividad dos festivales más Feralia en el que se rendía culto a los muertos y Pomona el festival de la cosecha por la finalización de la cosecha y el levantamiento de los comestibles.
En este tiempo también se celebraba el “Sabbath” o fiesta de brujas. En ella, las brujas y los brujos se reunían para ofrecer sacrificios a satanás, señor de la muerte, mediante ritos, actos sexuales y muerte. En la Edad Media se quemaban gatos negros por creerlos amigos de las brujas.
En Estados Unidos comenzaron a celebrarse estas fiestas, en esta fecha dentro de las pequeñas comunidades de irlandeses católicos a mediados del siglo XIX, incorporándose al mundo entero en el siglo XX
¿Qué significa HALLOWEEN?
Durante la época del emperador Constantino muchos habitantes del imperio se convirtieron al cristianismo, llevando con ellos muchos de los ritos paganos, fue así como el festival celta Samhain se infiltró.
Hacia el siglo VIII, la iglesia Cristiana convirtió el día 1 de noviembre en el día de Todos los Santos para rendir homenaje a todos los santos que no tuvieran un día en particular de celebración. A lo largo de los años, estos festivales se combinaron, y la mayoría llamó al Día de Todos los Santos “All hallowmas” la masa de todos los santos, de las personas santas. La noche anterior se conoció como “All Hallows Eve” o víspera del día de Todos los Santos. Con el tiempo, su nombre se convirtió en sólo Halloween.
 Las brujas, las reinas del Aquelarre
En la Edad Media comienza la persecución de todos los ritos paganos, y es perseguido por su presunta vinculación con el maligno. Sin embargo, es con la contrarreforma y con los distintos cismas protestantes cuando la persecución de la brujería se incrementó notablemente. Fue con la bula papal Summis desiderantis affectubus, de Inocencio VIII el 5 de diciembre del año 1484, con la que se legitimó la persecución a las brujas, la tortura y la ejecución, generalmente ardiendo en la hoguera, comenzando así la inquisición a perseguir la hechicería. La figura histórica más famosa de esto es la de Juana de Arco. Lejos de ser las brujas, mujeres con verrugas, algo sucias y que surcaban el cielo montadas en una escoba, las brujas también eran bellas jóvenes que utilizaban sus conocimientos para hacer el bien a su comunidad.
 Caza de brujas
En la localidad de la Liguria, conocida por ser la “Salem italiana”, hace más de cuatro siglos fueron quemadas más de 400 mujeres, acusadas de brujería, lo que ha otorgado a esta zona del norte de Italia, una fama secular de actuaciones fuera de lo normal, bien aprovechada desde el punto de vista turístico.
Los expertos en brujería coincidieron en que las mujeres consideradas en la Edad Media como tales no tenían necesariamente el sentido negativo con el que han pasado a la posteridad y, que incluso, eran conocidas por hacer el bien a quienes les rodeaban.
Así, en los años oscuros de pestes, hambrunas y guerras, las bujas buenas curaban a los enfermos con hierbas, ayudaban a las parturientas a dar a luz y hacían surgir parejas gracias a sus filtros de amor.
 Origen de la calabaza, convertida en lámpara para ahuyentar malos espíritus
La costumbre de ahuecar y tallar una calabaza para convertirla en un farol llamado Jack-o.lantern tiene su origen en el folklore irlandés del siglo XVIII. Según se cuenta Jack era un notorio bebedor, jugador y holgazán que pasaba sus días tirado bajo un roble. La leyenda cuenta que en una ocasión, se le apareció satanás con intenciones de llevarlo al infierno. Jack lo desafió a trepar al roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.
La historia dice que cuando Jack murió no se le permitió la entrada al cielo por sus pecados en vida, pero tampoco puedo entrar al infierno porque había engañado al diablo. A fin de compensarlo, el diableo le entregó una brasa para iluminar su camino en la helada oscuridad por la que debería vagar hasta el día del juicio final. La brasa estaba colocada dentro de una cubeta ahuecada “llamada nabo” para que ardiera como un farol durante mucho tiempo.
Los irlandeses solían utilizar nabos para fabricar sus faroles de Jack, pero cuando los inmigrantes llegaron a Estados Unidos advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos. Por ese motivo, surgió la costumbre de tallar las calabazas para la noche Halloween y transformarlas en faroles introduciendo una brasa o una vela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino mantenerlos alejados de las personas y sus hogares.
Origen de pedir dulce en Halloween
La costumbre de pedir dulces de puerta en puerta (trick-or-treating) se popularizó alrededor de 1930. Según se cree, no se remonta a la cultura celta, sino que deriva de una práctica que surgió en Europa durante el siglo IX llamada souling, una especie de servicio para las almas. El 2 de noviembre, día de los fieles difuntos, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo mendigando “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores. En esa época se creía que los muertos permanecían en el limbo durante un período posterior a su fallecimiento y que las oraciones, incluso rezadas por extraños, podían acelerar el ingreso del alma al cielo.
RITUAL PARA LA NOCHE DE TODOS LOS SANTO O HALLOWEEN
Para experimentar las energías místicas de esta estación, prende un Velón especial preparado, Ayamex,  en la víspera del día de todos los santos (y, si lo deseas, en las noches que lo rodean). Si quieres mantener las antiguas tradiciones de honrar los muertos, puedes hacer “el ritual para honrar nuestros ancestros”, que pueda servir como el foco de una celebración familiar o el inicio de una noche de fiesta. Este ritual podría ser el siguiente mismo que a la vez recupere parte del sentido de admiración de los niños por esta fecha.
Prende un velón preparado con símbolos y mescla herbal especial, de color naranja para Halloween y repite lo siguiente:
Enciendo esta vela
En honor de las noches de todos los santos,
Un tiempo en que el mundo humano
Puede tocar el mundo de la magia
Que en este tiempo,
También encontraremos asombro
De los misterios de universo,
Incluso mientras redescubrimos
Los encantos de la niñez
Que nuestra vida esté llena de magia:
Magia en nuestros hogares
Y magia en nuestros corazones
Después, podrías poner el velón preparado en una calabaza cortada de modo que remede las facciones humanas, o en una ventana (si no hay cortinas u otros objetos inflamables), siguiendo la antigua costumbre de iluminar el camino para los seres queridos fallecidos.
SUGERENCIAS DE ADORNOS DE NOCHE DE BRUJAS O HALLOWEEN
Para que evoquemos alegría y magia del Halloween, los colores, formas y aromas de las velas serán el primer tipo de adorno que no puede faltar y aplicando toda tu imaginación. Las velas anaranjadas, moradas y negras, complementan muchas decoraciones de Halloween, y hay algunas muy novedosas en forma de fantasma, de calavera, de calabaza de pan de muerto, de flor de cempasúchil. Los aromas sugeridos son la canela, calabaza, o una mescla de calabaza, coco y canela. Otras fragancias que podrás usar colocándolas en difusores o sachet que sugieren lo misterioso de esta fiesta es: el sándalo, la mirra, el copal, el clavo, el pachulí, el vetiver, etc. Te recomiendo que quemes varitas o pajuelas de copal o de mirra.
Significado del festival celta de SAMHAIN
Se cree que Samhain significa “fin del verano”. Las antiguas tribus europeas no siempre reconocían cuatro estaciones: algunas tribus consideraban sólo tres, y otras simplemente dividían el año en mitades de verano e invierno, para las estaciones de luz y oscuridad. Existe información errónea en cuanto a que Samhain era el nombre de un señor de los muertos que juzgaba las almas en esta noche. Los eruditos no han encontrado bases para esta creencia en la mitología o cultura celta, pero la han rastreado hasta la imaginación fantasiosa de Charles Vallency.
Nicté Há
La Flor del Poder del Agua

AYAMEX “No somos los únicos, pero si los mejores”
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